El conflicto de los trabajadores de la empresa Artes Gráficas Rioplatenses, AGR, del Grupo Clarín, el incumplimiento por parte del mismo grupo empresario de la ley 26.522 que le exige, entre otras cosas, el reacomodamiento de la grilla de distribución de cable de la empresa Cablevisión que pertenece al mencionado trust, la desobediencia a la justicia argentina por parte de la presidenta del grupo empresario al que estamos haciendo referencia, en la causa por sus hijos adoptivos, Felipe y Marcela, sospechados de haber sido apropiados durante la última dictadura militar, el no cumplimiento de los acuerdos, estatutos fundacionales, fallos de la justicia respecto de la venta de papel para diarios en la empresa Papel Prensa, en la cual Clarín es el principal accionista, sumado a todo esto los reclamos de los trabajadores de Canal 13 y TN por incumplimiento de los convenios colectivos y la violación de la ley de contrato de trabajo, haciendo caso omiso de las sanciones y multas impuestas por el Ministerio de Trabajo de la Nación, nos obligan a realizar un profunda reflexión y analizar alguna cuestiones.
En los 65 años de vida que lleva este grupo empresario, ninguna instancia judicial, ministerio público o poder ejecutivo, electo o de facto, ha contradicho o siquiera, intentado oponerse al accionar perverso, ambicioso, autoritario y dictatorial con el que se mueven las autoridades de Clarín. No sólo no lo han hecho, sino, que en la mayoría de las casos se han comportado con obsecuencia, adelantándose a los deseos de los “magnates comunicadores”. Pero para entender dónde radica el poder de esta y otras empresas tenemos que remontarnos en la historia, un poco más lejos.
Luego de los sucesos de resistencia popular de 1807, a propósito de las invasiones de los nacientes “empresarios imperialistas”, en éste caso de origen británico y llegando hasta la emblemática batalla de La vuelta de Obligado, en noviembre de 1845, donde el coraje y la decisión popular de resistir y no delegar el poder de decisión, hicieron entender a los “empresarios” que la invasión militar y el sometimiento no era el camino a seguir en estas tierras, teniendo en cuenta que no podían matar a todos los rebeldes, porque para el desarrollo de sus políticas necesitarían mucha mano de obra barata, y todavía no consiguieron que los muertos trabajen. La pregunta que le surge al lector ávido de conocimientos, es, ¿qué tiene que ver Clarín con esto?. Veamos.
A partir de ese momento, los “empresarios” de la época, que ya no tenían nacionalidad, sino deseos insaciables de acumular dinero, eligieron otro camino para este fin. Asociarse a mentes brillantes locales que elaboraron políticas de construcción de una Nación Argentina que sirviera a esos fines y propósitos “empresariales”. Así esas mentes brillantes se pusieron a trabajar, pensar y escribir, y con esa letra y fusil construyeron un pueblo sumiso, ignorante pero ignorante de su ignorancia. Y se armaron, y mataron sólo al que no se sometía. Y fusilaron, y asesinaron y crearon un diario y una historia Argentina. Y usted dirá, paciente lector, ¿Y Clarín?. Continuemos, sólo un poco más.
Así se desarrolló nuestro país, entre mentiras, engaños, fusilamientos, asesinatos y letra escrita. Llegado el año 45, otro mundo aparecía, la segunda gran guerra todo lo cambió. Y de las entrañas de ésa Nación creada con las letras y fusiles asomaba un líder, que cambiaría nuestra historia para siempre. El Coronel Perón comenzó a contradecir a aquellos “empresarios”, con estrategias y por sobre todo, en nombre del pueblo, y éste le dio su aval. Esta respuesta popular, del mismo color que aquella de 1807 y 1845, marcaría la cancha definitivamente y comienzaría un nuevo juego.
En éste contexto sociopolítico aparece el Diario Clarín, fundado por Roberto Noble un 28 de agosto de 1945. Treinta años y la temprana muerte de su creador fueron necesarios para encontrar la estrategia de hegemonizar el poder absoluto que ostentaban hasta ése momento, los descendientes y las viudas (como diría Don Arturo) de Domingo Faustino Sarmiento y los Bartolomé Mitre. Y ésa estrategia la encontraron en 1976, sentados en la misma mesa, Jorge Rafael Videla y la Junta Militar, junto a Ernestina Herrera de Noble y el inmortal Héctor Magneto. Cómo pasó es tema de la justicia, lo cierto es que el año 1977 comienza con el Grupo Clarín como accionista mayoritario de la empresa Papel Prensa y con esto dueño absoluto del mercado de los diarios nacionales, perdón, omití nombrar al grupo La Nación, su socio inmediato inferior. Sí, ése que escribió la historia con letra y fusil. A partir de ése momento el Grupo Clarín es dueño y señor de la palabra, de la mentira, del engaño, y por lo menos, amigo de los fusiles. Nadie se le atrevió hasta ahora. Porque sólo existen dos caminos, el que usó el grupo para doblegar a los “creadores” o el poder popular. Muchas veces estuvo presente el pueblo y nuestros representantes no se animaron. Hoy tienen ése coraje. Vencer y doblegar a estos “empresarios” es el paso imprescindible para la segunda y definitiva independencia.
Digamos ¡¡¡presente!!!
Enrique “Kike” Dordal
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