martes, 8 de marzo de 2011

“Hoy no se conmemora el día de la mujer”

     El benemérito y siempre poco consultado “Diccionario oficial de la Real Academia Española” versa así: Conmemorar: Hacer memoria o conmemoración. Si buscamos Conmemoración: Memoria o recuerdo que se hace de alguien o algo, especialmente si se celebra con un acto o ceremonia.

        Si tuviéramos en cuenta esta definición, hoy, 8 de marzo, estaríamos recordando y celebrando los trágicos sucesos ocurridos en Nueva York en 1911, donde murieron 146 trabajadoras calcinadas en el incendio provocado por las bombas arrojadas por la policía para que desalojen la fábrica durante una huelga en reclamo de mejores salarios y condiciones dignas de trabajo, o los sucesos de Francia durante la Revolución o las huelgas en Rusia o incluso las huelgas sexuales en contra de las guerras en la antigua Grecia. De ninguna manera podemos “celebrar” esto y mucho menos limitarnos sólo a recordarlo.

        Haber tomado la feliz decisión de establecer el 8 de marzo como el “Día Internacional de la Mujer”, incluso reconocido por la Organización de Naciones Unidas (ONU), nos indica que es un día que trasciende inmensamente la acción simple de recordar. Implica mucho más que eso. Exige una profunda reflexión, tanto individual como social y una minuciosa observación en los mismos ámbitos.

        Tal vez, en el transcurrir de las 24 horas que dura este día puedan volver a escucharse las mismas alusiones y recuerdos hechos en un centenar de ochos, colmados de palabras estéticamente perfectas y frases que denotan una realidad que aún hoy, no existe. Esta situación sucede y sucederá, si no se altera, porque hace cien años venimos “conmemorando” el día de la mujer. Es momento de dejar de hacerlo.

        El 8 de marzo es el día en que los individuos y las sociedades que los contienen deben reflexionar profundamente sobre los actos y acciones, tanto de orden individual como colectivo, relacionadas con el género femenino, y sus consecuencias mediatas e inmediatas, tanto individuales como colectivas. Asumir el compromiso de modificar todas aquellas que perjudiquen o se alejen del respeto a la igualdad de derechos respecto de los géneros y a ejercer este pensamiento los 364 días restantes hasta el próximo 8 de marzo. No sólo importa lo que pasó un día en la historia, lo relevante es lo que viene sucediendo y lo que haremos que suceda.

        Si lográsemos entender que la diversidad no otorga ni suprime derechos. Si lográsemos comprender que las bellísimas diferencias que nos separan del género femenino no hacen sino mas que enaltecer la convivencia imprescindible, necesaria y por sobretodo, deseada. Si pudiésemos colocarnos a la par, admirando capacidades y siendo admirados en nuestras limitaciones, estaremos en la ruta.

        La historia cambió porque la cambiamos nosotros. Hace 100 años había muchos esclavos visibles, hoy hay pocos y ocultos.

        La Argentina es vanguardia. El mejor gobierno de su historia lo conduce una mujer. Eso lejos de ser un problema es un gran orgullo.

        En cuestiones de género, aún hay mucha tela para cortar.



Enrique “Kike” Dordal

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