martes, 28 de diciembre de 2010

NUNCA MÁS


(Editorial del martes 28 de diciembre de 2010)

El fin de este año evidencia la víspera de un 2011 fuertemente atravesado por las disputas electorales. Toda situación o hecho es inmediatamente vinculado para denostar o destacar gestiones de uno u otro lado. Ahora, decir uno u otro lado parece indicar la existencia de dos claros polos opuestos para esta disputa política. Es cierto, hay dos aparentemente claras y disímiles posiciones.

Cuando se trata de alejarse de la fachada de esta situación, lejos de esclarecerse la dicotomía se evidencia su confusión, su ambigüedad, en ambos lados, pero con más claridad en uno de ellos. Todo lo que adhiera parcial o totalmente a la actual gestión resulta “oficialista” y se resume todo con la letra K, sin posibilidad de análisis alguno y resultando blanco fácil tanto la presidenta como sus principales funcionarios, desapareciendo o diluyéndose todo lo demás.

El otro lado es más confuso y sin un blanco fijo visible. Un amplio espectro de opositores que, en circunstancias distintas estarían ferozmente enfrentados por un interés que les es común, pero consideran propio.

No hay una persona, ni grupo de personas que represente los intereses de este sector, inmediatamente surge una pregunta, ¿ cuál es la otra pata de este bípedo cuyos miembros se autorepelen? No está claro, pero aparece como portavoz o como enemigo principal del oficialismo un grupo económico, sin un sujeto determinado, de existencia sólo jurídica, pero los beneficios que defienden si los disfrutan sujetos, con cara, nombre y apellido.

Destaquemos sólo algunas características de este grupo:

-Se muestra preocupado por un país en kaos, cuando apaño, financió, acompañó y obtuvo beneficios económicos durante la dictadura más sangrienta de la argentina.

-Acusa a funcionarios de gobierno de sospechosos cuando a la luz de todos incumple la ley sin dar ninguna explicación.

-Denuncia de corruptos a los dirigentes sindicales mientras somete a sus empleados a regímenes laborales del siglo pasado.

-Condena la usurpación de vidas mientras mantiene oculta la usurpación de identidad y de la vida misma.

 Podría seguir la lista, pero se haría muy larga, aunque coherente. 

No hay dos proyectos de país, hay uno y muchos proyectos personales de hombres que se esconden detrás de distintas siglas que representan poderosos grupos económicos.

Esos hombres nos mataron, nos torturaron, nos empobrecieron, nos censuraron, nos hicieron sufrir, nos enfermaron y sin ningún escrúpulo, lo volverían a hacer.

En el decimo primer año del vigésimo primer siglo de la era cristiana, digamos por fin:

NUNCA MÁS.

Kike Dordal

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